Intergroove

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Estos días no he podido dormir suficiente, de día estoy viviendo la edad donde se mide la velocidad de la inconsciencia de autómatas disponibles en supermercados empacados al alto vacío. Me ví como uno más de ellos, deslizándome sobre la humeante plataforma gris que representa esta ciudad de muerte contemporánea. Los pasos que voy trazando en esta existencia se han convertido en un mar de decisiones sin pensar, contemplando la monotonía del momento donde sólo presenciamos el agonizar de las modas, se abren y se cierran como compuertas en una línea rítmica interminable de producción.

Mi única salida está del otro lado del espejo,
un sitio que me olvidó en sus fronteras cuando deje de ser niño,
ahí es posible correr los mismos sistemas del aprendizaje y del tiempo,
ahí soy el artista de mis pensamientos sin ser visto por el ego,
donde lo pre-científico impone los roles de las personas que aparecen
ahí dentro.

Sé que el autoconocimiento es la semilla de la realidad, me pregunto:
¿yo podré alimentar mi realidad tan sólo dudando de todo?

UNO

El líquido hizo espacio al aire, como si saliera de una prisión blanca, la luz dejaba de inundarme los ojos; la fuerza potencial de mis rodillas pedía concesiones al espíritu para regresar. Volver de un estado inerte de conciencia hacia uno pleno, resulta complicado cuando tratas de gobernar las ideas y éstas no parecen escucharte. Sané aislando hechos, eventos y reconociendo personalidades en mi pasado. Las cosas que se me presentaban parecían ceder tensión y la realidad se apreciaba menos retorcida.

Fijé mi atención en los surcos de mis manos, los canales de esperanza que rescaté de esta breve concentración se detuvieron en el alivio inagotable del autoconocimiento. La recuperación de una postura vertical me ayudó a ratos, viéndose confundida con la turbulencia, creo que me estoy acostumbrando a la gravedad artificial de esta nave.

Como pude apoyé las manos en el tablero amarillo parpadeante y miré por el visor del cuadrante espacio-temporal que una batalla se desarrollaba en algún punto cercano, casi pude contagiarme del calor quemante de los misiles, el olor a combustión y muerte hizo conexión con mis recuerdos y la audición rectificó dándole congruencia al escenario,  las imágenes me obligaban a recordar cómo reaccionaría un guerrero…

Enfrentar la dualidad con un brazo en el rayo y el otro en la sombra.

Comprender porqué todos somos el campo de esta batalla.

Que todos somos UNO.

Armoira – UNO